viernes, 23 de febrero de 2007

PECADORAS A LA CALLE


Así han recibido los profesores de religión la noticia de que el Tribunal Supremo, avala el despido de una trabajadora por vivir con un hombre que no es su marido.
La sentencia los ha dejado con el culo al aire.
Yo sé que el Secretario General del PSOE todavía tiene la esperanza de entrar bajo palio en la catedral de Toledo el día de Corpus Cristi.
Todavía está pensando la izquierda española en que hacer con la religión. Piensan más en los votos que en la Constitución.
¡Que se enteren! Este es un país láico y como tal debe funcionar, si no que se cambie la Constitución. Pero no se atreverán, les pesa demasiado el valor para aplicar la Constitución.
En éste momento, el arzobispado de cada diócesis está en condiciones de echar a la calle a trabajadores pagados por el Estado por el mero hecho de llevar una falda corta, según su criterio, ser homosexual por supuesto, o tomar una caña. Estos casos reales que se habían ganado en los tribunales más cercanos, en cuanto lleguen al Supremo se van a perder.
Si los profesores de religión deben llevar una vida privada acorde con su docencia, me pregunto que va a hacer la Conferencia Episcopal con sus curas, obispos y demás cargos eclesiásticos que alivian sus bajos instintos violando niños, conviviendo con barraganas o limpiando tuberías en burdeles de mala muerte. O de buena. ¡Será por dinero!
¿Y qué harán con sus ecónomos? Esos que se dedican a especular con el dinero de las limosnas.
La escuela es para formar y educar. La religión entra en el terreno de lo privado y debe de sacarse de las escuelas. Su sitio está en las iglesias, las mezquitas o las sinagogas. En definitiva en los lugares de culto correspondientes.
El que quiera religión que se la pague y esos trabajadores deben estar siempre bajo el paraguas de la legislación laboral vigente.
¿Qué tienen que decir los sindicatos?
Creo que el Tribunal Supremo se ha equivocado, y el acatamiento de su sentencia no quita para suponer que no han pensado en los derechos de los trabajadores y sí en el poder de la Santa Madre Iglesia.
Estamos a un paso de volver a la Santa Inquisición

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